La pequeña historia de los pactos de izquierdas y el PSOE

Si analizamos, con cierta perspectiva, la evolucion de los pactos de los partidos de izquierdas en la isla (y siendo poco el tiempo transcurrido para poder evaluar en profundidad si ha sido útil para la sociedad pitiusa y que partido político ha sabido sacarle más rentabilidad ) podemos avanzar algunas conclusiones que nos llevarán a entender la permanencia de los pactos. Una fórmula política para nada ajena a la democracia, aún a riesgo de tener nefastas consecuencias para algunos y romper con la coherencia de las ideas como capital fundamental para supervivencia de los partidos políticos y para el pensamiento de la izquierda.


El primer pacto al Senado en el año 1996, nace con la intención de romper la hegemonía de la derecha de estas islas, se presenta con un perfil político bajo, básicamente formado por independientes apoyados por todos los partidos de izquierdas, (agrupación de electores) y obtiene unos excelentes resultados electorales, dando un triunfo claro e ilusionador a toda la sociedad pitiusa que por primera vez empieza a vislumbrar la posibilidad de un cambio de escenario político, el cual será el germen del Pacto de 1999. La victoria del 96 evidenció que era posible agruparse en torno a unas siglas con un esquema programático de máximos y mínimos, sin necesidad de realizar excesivas renuncias por parte de ningún partido político y con la capacidad de afrontar unas elecciones de forma conjunta defendiendo a grandes rasgos un ideario de izquierdas.


Ya en las locales y autonómicas del 99 la decisión se basa en la toma de control por parte de los partidos políticos que deciden liderar el cambio y afrontar los comicios bajo la forma de coalición electoral, dando pie a un pacto de perfil político, esencialmente socialista, y articulado en torno a la figura de Pilar Costa, mejor exponente del político no alineado que es capaz de despertar las simpatías de todos los partidos políticos y defender un argumentario político nacido del consenso. El resultado electoral convierte la fórmula en un éxito, la sociedad vibra con el cambio de escenario político y el Pacto se convierte en un ente con vida propia capaz de anular a los partidos que lo conforman. Pero aunque la fórmula sea un éxito el contenido será un problema, lo cual se hace evidente en aquellas instituciones gobernadas con un argumentario excesivamente laxo en el que no existe un acuerdo previo y en las que algunos de los representantes de los partidos minoritarios consiguen paralizar la institución en base a reclamaciones no pactadas con anterioridad. El resultado final será un fracaso electoral y un desencanto social y político.


Las elecciones del 2003 se convierten en una continuación de la fórmula del 99, pero en la que ya no encontramos ni la decidida voluntad del partido socialista de liderar el compromiso ni la sociedad muestra el entusiasmo que había caracterizado los anteriores comicios. Podríamos definir el pacto del 2003 como el de la apatía, era lo que tocaba hacer por que nadie optaba por otra fórmula, con el añadido de que nadie quería pasar a la historia como el partido que por intereses propios dinamitó el Pacto.


En este momento nos encontramos que los partidos mejor situados estrategicamente son los minoritarios, y entre ellos los nacionalistas, ya que son los que menos tienen que perder y los que están consiguiendo más rentabilidad social y política de cada una de las rediciones del pacto (a lo que hay que añadir un partido socialista débil, inmerso desde el 2003, en sus propia luchas internas, aunque no será hasta el 2007 en el que el partido torpedeará cualquier posibilidad de forzar un pacto político de ideario socialista,con importantes contradicciones que no han tardado mucho tiempo en aparecer, en aras de la formación de unas listas ,mas preocupadas de satisfacer a los socios de coalición que de dibujar un entorno PSOE y hechas en algunos sitios al margen del sentimiento de la militancia ) que consigue una pírrica pero importante victoria en el Consell , el Ayuntamiento de Sant Josep y, de nuevo Vila.



Analizar los ajustados resultados electorales, despues del mayor esfuerzo federal hecho por el PSOE en Eivissa, tanto en personas, como económico desde el principio de la democracia, (recordar que se pasearon por Eivissa desde Zapatero, dos veces, a la Vicepresidenta , Rubalcaba y Pepe Blanco, entre otros) en una fuerte apuesta por las Baleares que llevó a ganar tan solo por 36 votos, evidencia una debilidad crónica del partido en las islas.


Llegamos a las generales del 2007; los partidos minoritarios se han consolidados en el mapa político de la CCAA e incluso alguno ha obtenido representacion en la cámara balear y en casi todos los Consells insulares, situación que no se habría dado de no haber sido por los pactos. El fortalecimiento de las estructuras de las organizaciones minoritarias, ligado hasta ahora a los acuerdos con el PSOE, nos lleva a una disputa global por una parte importante del mismo electorado y que de no cambiar mucho la situación pueden dar un serio disgusto al partido mayoritario.



Los resultados de las próximas elecciones generales se verán condicionados por una alta participación del electorado, aunque a tenor de las políticas y desencuentros existentes entre los socios del pacto y el desencanto ciudadano, parece difícil que esto ocurra. Después vendrán los profetas del acierto a justificarlo y a decir "no, sí yo ya lo dije" pero será demasiado tarde, porque esta vez el PSOE va solo, y en este partido no hay prórroga ni se pueden hacer pucherazos.