NO PASA NADA

Del "todo vale" al "no pasa nada" sólo hemos tenido que esperar a cambiar de siglo. La transformación de una sociedad regida por conceptos contrapuestos; el bien, el mal; lo aceptable, lo inaceptable; lo correcto, lo incorrecto; lo justo, lo injusto... La creencia de que todo acto social y moralmente inaceptable tendría su castigo humano o divino, ha derivado en la justificación de todas y cada una de nuestras decisiones, de nuestro comportamiento y nuestras acciones; si la justicia divina es arbitraria e imprevisible y la justicia humana depende del criterio del turno de guardia ¿Quién pone los límites en una sociedad en la cual la responsabilidad de nuestros actos se ve acompañada por la certeza del "no pasa nada" ?
Si como seres humanos somos capaces de encontar justificación a todo lo que hacemos (lo cual no deja de ser un mecanismo necesario para poder sobrevivir). Como sociedad hemos aprendido a regalar con nuestra indiferencia todo aquello que hace tan solo unos años hubiera sido inaceptable, la capacidad colectiva para corregir lo moralmente inasumible ha dado paso al escepticismo del "no pasa nada". Al fin y al cabo ¿que es moralmente inaceptable?.

Si "todo vale" y "no pasa nada", y el fin justifica los medios; si esta es una premisa adecuada y ya no cuestionamos si son válidos ni el fin ni los medios que se utilizan. ¿Quién o qué introduce los mecanismos correctores? Aunque este planteamiento podría utilizarse como un intento de la derecha más rancia por volver a la España de las beatas y las pajilleras de los cines, (sustentada por los "valores" de la dignidad del hombre como macho dominante) lo cierto que es que la hipocresía que nos regala esa sociedad decimonónica no deja de ser comparable con la indiferencia y la hipocresía de una sociedad que se mueve a golpe de márketing y descrédito.

Que la vida humana tiene un precio nunca había sido tan evidente como en la historia contemporánea. Asistimos impasibles a genocidos televisados y nos tapamos la cara con las manos, mientras miramos entre los dedos, los cuerpos desmembrados que salpican de sangre el objetivo de la cámara que los inmortaliza, "no pasa nada". Qué víctimas son más valiosas depende de lo alto que voceen los portavoces políticos de turno, "no pasa nada".

Qué el PSOE pierda las elecciones gallegas es una tragedia y dimiten los candidatos, pero si el PNV no puede gobernar en Euskadi tiene que aprender que "no pasa nada". Los fiscales deben ser inhabilitados por que no gusta lo que hacen o dicen, los jueces son denunciados por supuestos actos que deberan ser investigados por los mismos fiscales que ya han sido cuestionados. El entretenimiento como intrumento de distracción y descrédito. "No pasa nada".

El problema aparece cuando descubrimos que si pasa algo, que nos sentimos fuera de una sociedad en la que aparentemente todo vale, y tenemos la certeza de que los límites son necesarios.